Autoridades como el gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, y el capitán de bomberos, Álvaro Farfán, han manifestado su extrañeza, señalando que la zona fue rastreada “más de 20 veces” sin éxito, lo que alimenta la hipótesis de que el cuerpo no estuvo allí todo el tiempo. “Para nosotros, Valeria fue puesta allí”, declaró enfáticamente el gobernador Rey, una sospecha que orienta la investigación hacia un posible homicidio.

La familia, a través de su abogado Julián Quintana, ha señalado directamente la presunta responsabilidad del colegio por fallas de seguridad, como “rejas con huecos”, y por una supuesta manipulación de la escena al reparar estas vulnerabilidades tras la desaparición. El clamor de justicia de la familia es desgarrador; un primo de la menor expresó: “Nos destrozaron la vida”. Ante la complejidad del caso, la Policía Nacional ha dispuesto un equipo élite de la DIJIN, mientras el país espera los resultados de la necropsia que realizará Medicina Legal, la cual será clave para determinar la causa y, crucialmente, el tiempo de la muerte, un dato que podría validar o descartar las sospechas de las autoridades y la familia.