Este gas, incoloro y con un olor característico a ajo o pescado podrido, se utiliza como plaguicida industrial y es extremadamente peligroso para la salud humana, pudiendo causar edema pulmonar, convulsiones y la muerte. La tragedia, ocurrida el pasado 11 de julio, se desencadenó días después de que la habitación fuera fumigada. Familiares de las víctimas habían denunciado previamente que Viviana Canro solicitó un cambio de habitación debido a un fuerte olor, pero su petición no fue atendida.
Tras conocerse los resultados, el Hotel Portobelo emitió un comunicado en el que responsabiliza a la empresa contratada para el control de plagas, Livingston & Company E.
U., afirmando que utilizó la sustancia sin su autorización y reportó haber usado químicos diferentes.
Por su parte, Clara Canro, hermana de una de las víctimas, exigió justicia y criticó que el hotel continúe operando con normalidad, lo que considera un riesgo para otros huéspedes.