Una devastadora ola de incendios forestales ha golpeado la península ibérica, causando la muerte de cuatro personas en Portugal y quemando más de 350.000 hectáreas en España en las últimas dos semanas. Las autoridades españolas ven el final de la crisis “mucho más cerca”, mientras Portugal lamenta la pérdida de un bombero que se convierte en la cuarta víctima fatal del verano. En Portugal, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa y el primer ministro Luís Montenegro expresaron su pesar por la muerte de un hombre de 45 años, trabajador de la empresa especializada Afocelca, quien sufrió quemaduras en el 75 % de su cuerpo mientras combatía las llamas en Sabugal. Con su fallecimiento, el número de víctimas mortales por los incendios en el país este verano asciende a cuatro. Este sábado, más de 2.300 efectivos continuaban luchando contra 34 incendios activos.
En España, la situación muestra una leve mejoría.
La directora de Protección Civil, Virginia Barcones, afirmó que “el final está mucho más cerca” gracias a condiciones climáticas más favorables. Sin embargo, el daño es histórico: en solo dos semanas ardieron más de 350.000 hectáreas, elevando el total del año a más de 406.000, un récord desde que comenzaron los registros en 2006. Los incendios, que se iniciaron en medio de una ola de calor extremo con temperaturas de hasta 45 °C, han afectado principalmente a las regiones de Galicia, Castilla y León y Extremadura.
En resumenEspaña y Portugal enfrentan una de las peores temporadas de incendios de su historia reciente, con un saldo trágico de vidas humanas y una destrucción ambiental sin precedentes. Aunque las condiciones meteorológicas comienzan a dar un respiro, la magnitud de la catástrofe subraya la creciente vulnerabilidad del sur de Europa ante los efectos del cambio climático.