El expresidente Álvaro Uribe Vélez encabezó un emotivo homenaje a la memoria del asesinado senador Miguel Uribe Turbay, en el mismo lugar donde ocurrió el atentado. El acto, cargado de simbolismo político, se convirtió en una plataforma para que Uribe reafirmara su discurso sobre la necesidad de una “seguridad legítima y democrática” en el país. La jornada conmemorativa inició en la mañana del sábado 23 de agosto con una visita privada a la tumba de Uribe Turbay en el Cementerio Central de Bogotá. Posteriormente, el expresidente se trasladó al parque El Golfito, en el barrio Modelia, sitio del ataque sicarial del pasado 7 de junio.
Allí, rodeado de simpatizantes y figuras del Centro Democrático como María Fernanda Cabal y Andrés Forero, Uribe pronunció un discurso centrado en la seguridad. “Que en este lugar se simbolice una llama eterna, como el amor eterno de Miguel por Colombia”, afirmó, y añadió que el homenaje no debía ser un acto de “venganza, pero tampoco de falsa paz”. En su intervención, Uribe destacó que la figura del senador asesinado debía inspirar la construcción de un Estado con seguridad para proteger la libertad de emprendimiento y alejar a los jóvenes de la “esclavitud de la droga”. “Aquí, el asesino con droga, dinero y una cadena de autores intelectuales e instigadores nos privó de Miguel, quien con su sacrificio ganó la elección de inspirador eterno del pueblo libre de Colombia”, manifestó. Este fue el primer homenaje público de Uribe tras la revocatoria de su detención domiciliaria, una libertad que, según dijo, dedicará a “luchar por la libertad de los colombianos”.
En resumenEl tributo de Álvaro Uribe a Miguel Uribe Turbay trascendió el homenaje personal para convertirse en un potente acto político. Al evocar la memoria del senador asesinado, el expresidente reafirmó la seguridad como eje central de su plataforma, consolidando su liderazgo y enviando un claro mensaje sobre la dirección que, a su juicio, debe tomar el país.