Las víctimas fatales fueron identificadas como Anguel Natalia Vaca Santamaría (24 años), Sol Margarita Morales Lara (67 años) y Jobany Javier Chivata Daza (44 años), este último, dueño de la propiedad.
Según el alcalde Diego Andrés López, las víctimas no eran turistas, sino residentes que administraban un negocio de piscinas en el lugar. La investigación ha revelado que cuatro de las seis personas atacadas tenían antecedentes judiciales por delitos como concierto para delinquir, homicidio, porte de armas y tráfico de estupefacientes. Una de las víctimas habría pertenecido a la banda “Los Avatares”, desarticulada en Bogotá. Testigos afirman que los agresores preguntaron por una suma de dinero guardada en la finca antes de abrir fuego. El gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, ordenó un “plan candado” para dar con los responsables, mientras que el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) registró este hecho como la masacre número 48 del año en Colombia, subrayando la persistencia de la violencia en el país.