La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) autorizó la integración empresarial entre Tigo y Movistar, una de las operaciones más relevantes en la historia del sector de telecomunicaciones en Colombia que reconfigurará el mapa competitivo. Esta aprobación, sin embargo, está sujeta a un estricto conjunto de condicionamientos para mitigar riesgos de concentración y proteger a los consumidores. La decisión, anunciada por la superintendente Cielo Rusinque, busca equilibrar los beneficios de la operación, como la optimización de infraestructura y la capacidad de competir con el operador dominante, Claro, con la necesidad de preservar la competencia. La integración, que implica que Millicom (accionista de Tigo) adquiera la participación de Telefónica en Movistar, creará un nuevo gigante que, junto a Claro, controlará cerca del 85 % del mercado móvil. Esta concentración generó una fuerte oposición de competidores como WOM, que advirtió sobre la creación de un “duopolio” que podría resultar en precios más altos y menor calidad para los usuarios. Para mitigar estos riesgos, la SIC impuso condiciones sin precedentes: la empresa integrada deberá ofrecer tarifas de roaming automático nacional con descuentos de entre 12,5 % y 24,3 % para WOM, y de entre 11 % y 46 % para operadores móviles virtuales (OMV).
Además, se prohíben campañas comerciales dirigidas a desplazar a competidores más pequeños y se exige total transparencia en el empaquetamiento de servicios.
La empresa resultante no podrá desmantelar infraestructura que afecte la cobertura actual y deberá mantener los planes vigentes de sus usuarios.
La vigilancia de estas medidas se extenderá por cuatro años, con auditorías independientes para garantizar su cumplimiento.
En resumenLa aprobación condicionada de la SIC a la fusión Tigo-Movistar busca crear un competidor más fuerte para Claro, al tiempo que impone barreras para proteger a los operadores más pequeños y a los consumidores. Aunque la medida promete mejoras en inversión y cobertura, persisten las preocupaciones sobre una posible consolidación duopolística en el mercado colombiano de telecomunicaciones, cuyo impacto final dependerá de la estricta supervisión de los condicionamientos impuestos.