La compañía, dirigida por Sam Altman, se ha posicionado como líder indiscutible en el campo de la IA, atrayendo tanto capital como talento a un ritmo sin precedentes.

Esta nueva valoración no solo consolida su estatus, sino que también intensifica la competencia en el sector, donde gigantes tecnológicos y nuevas empresas luchan por una porción del mercado. La venta de acciones por parte de los empleados es un mecanismo común en las startups de alto crecimiento para ofrecer liquidez a su personal antes de una oferta pública inicial (OPI), y en este caso, confirma la alta demanda de participación en la compañía. La valoración de 500.000 millones de dólares sitúa a OpenAI en una liga propia, muy por encima de otras empresas tecnológicas no cotizadas, y evidencia la confianza de los inversores en que su tecnología seguirá definiendo el futuro de la economía digital. Este crecimiento exponencial ha sido impulsado por el éxito masivo de ChatGPT y el interés estratégico de socios como Microsoft, que ha invertido miles de millones en la empresa.