Esta postura refleja una desconfianza en que la oferta actual valore adecuadamente el potencial del banco. La situación se complejiza con la aparición de una voz disidente dentro del propio consejo de Sabadell. David Martínez, el mayor accionista individual con casi el 4 % del capital, ha calificado el precio de la oferta como un asunto “secundario”, sugiriendo que el proceso se ha visto afectado por la “interferencia política”.

Esta declaración introduce una nueva dimensión al conflicto, insinuando que factores externos y presiones políticas podrían estar influyendo en las negociaciones y en la percepción del valor real de la entidad. El rechazo consolidado del consejo y la presión de los accionistas minoritarios, sumados a las preocupaciones sobre influencias políticas, crean un escenario adverso para el BBVA, que ve cómo su intento por cerrar el acuerdo se encuentra con un muro de oposición que va más allá de lo puramente financiero.