El sector bancario español se encuentra en un momento decisivo ante la Oferta Pública de Adquisición (OPA) hostil mejorada de BBVA sobre Banco Sabadell. La operación, valorada en cerca de 20.000 millones de dólares, ha sido rechazada consistentemente por el consejo de Sabadell, generando un intenso debate sobre el futuro de la entidad y la concentración del mercado financiero. La ofensiva de BBVA entró en una fase crítica después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España autorizara la mejora de la oferta, que representa un incremento de aproximadamente el 10%. Tras esta aprobación, se estableció un nuevo calendario con fecha límite el 10 de octubre para que los accionistas de Sabadell decidan si aceptan la propuesta. A pesar de la mejora, el consejo de administración de Sabadell ha preparado un nuevo rechazo, argumentando que la oferta sigue infravalorando significativamente el valor del banco y su potencial de crecimiento independiente.
Fuentes cercanas indican que los accionistas minoritarios también han reiterado su oposición, buscando una prima superior al 30%.
En un esfuerzo por asegurar el éxito de la OPA, el presidente de BBVA, Carlos Torres, ha iniciado una campaña para convencer a los gestores de fondos y accionistas clave, mientras asegura que una segunda mejora de la oferta “no está encima de la mesa”. La situación ha expuesto incluso divisiones internas, como la del consejero David Martínez, mayor propietario individual de Sabadell, quien ha señalado que el precio es “secundario” y que la operación se ha visto afectada por la “interferencia política”. BBVA, por su parte, ha liberado 819 millones de dólares como garantía de solvencia para la operación y ha sumado a Deloitte como asesor para certificar la mejora de la oferta, demostrando su determinación para llevar a cabo la adquisición.
En resumenBBVA avanza con su OPA hostil mejorada sobre Banco Sabadell, a pesar del firme rechazo del consejo de este último por considerarla insuficiente. Con la aprobación regulatoria de la CNMV y un plazo final fijado para el 10 de octubre, la decisión recae ahora en los accionistas, en un entorno de intensa presión y sin perspectivas de una nueva oferta por parte de BBVA.