Para Canacol, la posible transacción surge en un momento delicado. La compañía enfrenta demandas en Colombia y el exterior, y según los análisis, su capacidad para reducir deuda a largo plazo está limitada por la presión sobre los volúmenes de producción y la declinación de sus campos actuales. La firma de este acuerdo de confidencialidad permite a ambas empresas evaluar a fondo los activos y pasivos, un paso crucial antes de formalizar cualquier oferta de compra, ya sea total o parcial.

El mercado permanece a la expectativa de mayor claridad sobre una eventual transacción que podría reconfigurar el sector gasífero en Colombia.