La operación es compleja y se enfrenta a un largo proceso de revisión regulatoria. El BBVA confía en que las autoridades de competencia, incluida la Comisión Europea en Bruselas, darán su visto bueno, aunque estima que el proceso de integración podría tardar hasta tres años. La transacción ha puesto de relieve el papel de accionistas clave, como el inversor mexicano David Martínez Guzmán, y ha generado un intenso debate sobre la concentración bancaria en España. El resultado de esta OPA no solo definirá el futuro de dos de los bancos más importantes del país, sino que también podría sentar un precedente para futuras consolidaciones en el sector financiero europeo, en un contexto de búsqueda de mayor eficiencia y escala para competir a nivel global.
