Mientras se aprueban adquisiciones en varios países, una posible fusión en Colombia genera un intenso debate sobre la competencia y la estructura del mercado. La estrategia de Millicom de expandir su presencia en la región a través de la adquisición de activos de Telefónica avanza a paso firme. Los gobiernos de Uruguay y Ecuador ya han autorizado formalmente la venta de las filiales locales de Telefónica a Millicom, en operaciones valoradas en 440 y 380 millones de dólares, respectivamente. Estos acuerdos se enmarcan en un plan más amplio de Telefónica para reducir su exposición en Hispanoamérica y concentrarse en mercados estratégicos. El foco de atención se centra ahora en Colombia, donde Millicom aspira a una integración con Movistar.
De concretarse, surgiría un operador de tamaño similar al líder actual, Claro.
Sin embargo, la operación ha levantado alarmas sobre una posible concentración del mercado.
Un estudio de Analysys Mason, encargado por el competidor WOM, advierte que la fusión podría crear un "duopolio de facto", donde la nueva entidad y Claro controlarían "hasta el 90 % del mercado móvil". Por otro lado, fuentes cercanas al proceso argumentan que la fusión crearía un competidor más robusto capaz de desafiar a Claro, lo que beneficiaría a los consumidores. La decisión final, que definirá el futuro del sector en Colombia, está en manos de la Superintendencia de Industria y Comercio.