Esta visión se materializó con la consolidación de marcas icónicas como Gucci, Balenciaga, Saint Laurent y Bottega Veneta.
El cambio de nombre a Kering en 2013 simbolizó esta metamorfosis.
La estrategia demostró ser exitosa: entre 2004 y 2014, la facturación se redujo a la mitad, pero la rentabilidad se triplicó, priorizando el valor sobre el volumen.
Sin embargo, esta concentración en la moda ha expuesto al grupo a una fuerte dependencia de Gucci, cuya reciente ralentización ha afectado los resultados financieros de Kering.
En este contexto, la participación del 28,7% en Puma, a través del holding familiar Groupe Artemis, se vuelve estratégica.
Ante las dificultades financieras de Puma y las especulaciones de una fusión con Adidas, Pinault ha declarado que “se mantienen abiertas todas las opciones”, una postura que mantiene en vilo al mercado. La reciente adquisición de la agencia de talentos Creative Artists Agency (CAA) por siete mil millones de euros en 2023 desconcertó a los analistas, pero se enmarca en una búsqueda de diversificación para reducir la dependencia de la moda.