La cláusula es explícita al nombrar a LVMH, EssilorLuxottica y L'Oréal como compradores prioritarios.

Además, contempla la opción de que el nuevo socio pueda ampliar su control hasta una mayoría accionaria en los tres años siguientes. Como alternativa, se plantea una salida a bolsa, con una valoración estimada por analistas en hasta 8.200 millones de dólares.

Esta decisión ha sorprendido al mercado, ya que Armani siempre fue un férreo defensor de la independencia de su marca en un sector dominado por grandes conglomerados. El control de la empresa ha pasado a la Fundación Giorgio Armani, sus familiares y su socio de confianza, Leo Dell’Orco, quien será una figura clave en la elección del nuevo socio. El testamento blinda la continuidad de la marca al estipular que la fundación deberá conservar siempre al menos un 30% del capital. EssilorLuxottica ya manifestó que estudiará la posibilidad, mientras que L'Oréal se mostró honrada por la consideración.

Este plan sucesorio no solo define el destino de un imperio, sino que reaviva el debate sobre el futuro de las casas de moda italianas independientes.