El futuro de la agenda de conciertos en el Vive Claro Distrito Cultural está en vilo, luego de que un informe del IDIGER señalara un “riesgo estructural” en el recinto, lo que se suma a la reciente cancelación del show de Kendrick Lamar y pone en duda la realización de eventos masivos como los de Guns N’ Roses, Imagine Dragons y Shakira. La controversia en torno al nuevo escenario de Bogotá escaló tras conocerse la Resolución 1423 de la Secretaría de Gobierno, que incluye un concepto técnico del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (IDIGER). Dicho informe advierte que “las vibraciones excesivas no solo generan molestias a los usuarios, sino que pueden comprometer la integridad, estabilidad y seguridad de la estructura”. La entidad concluyó que, hasta no realizar estudios adicionales e implementar medidas correctivas, “no hay condiciones de seguridad para la utilización de las graderías del escenario”. Esta revelación contradice la justificación inicial de los promotores sobre la cancelación del concierto de Kendrick Lamar, que se había atribuido a problemas documentales. Luz Ángela Castro, directora de Ocesa, uno de los propietarios del recinto, ha denunciado ser víctima de una “guerra sucia” contra el proyecto. Ante la inminente presentación de Guns N’ Roses el 7 de octubre, las autoridades, incluyendo la Personería de Bogotá, han sostenido reuniones con los organizadores para establecer una “ruta clara” que garantice la seguridad.
Sin embargo, a pocos días del evento, el director del IDIGER confirmó que Ocesa aún no contaba con los permisos necesarios, aunque se comprometieron a tener todo en regla.
La situación deja en el aire la programación de fin de año, que incluye a artistas de talla mundial y que representa una importante inversión económica y cultural para la ciudad.
En resumenLa viabilidad del Vive Claro como principal escenario de conciertos en Bogotá está en entredicho. La combinación de presuntos riesgos estructurales, la cancelación de un evento de alto perfil y la incertidumbre sobre los permisos para futuros espectáculos genera un clima de desconfianza que amenaza la agenda cultural de la capital y la reputación de sus promotores.