“No apoyo ningún genocidio.

Defiendo la vida, sin importar nacionalidad, religión o ideología”, afirmó Nieto, aunque reconoció la complejidad del conflicto.

Por su parte, Johanna Fadul respondió a las críticas indicando que se trataba de “una guerra que pasa allá y que ganará quien tenga que ganar”, comentario que avivó aún más el repudio y que, según ella, le costó una campaña publicitaria.

El caso ha puesto sobre la mesa el debate sobre la responsabilidad social de las figuras públicas y cómo su influencia puede ser utilizada en contextos geopolíticos complejos, exponiendo la delgada línea entre el marketing de influencia y la propaganda.