El rapero Kanye West, ahora conocido como Ye, se enfrentó a una contundente respuesta de las autoridades brasileñas ante la posibilidad de que promoviera discursos de odio en un concierto programado en São Paulo. La cancelación de su evento y las advertencias legales reflejan la creciente intolerancia global hacia sus polémicas declaraciones antisemitas y su afinidad con la ideología nazi. La controversia surgió cuando el Ministerio Público de São Paulo ordenó que West fuera detenido en flagrancia si interpretaba la canción “Heil Hitler” o utilizaba símbolos nazis durante su presentación.
La medida se extendía a los organizadores del evento.
Poco después, la Prefectura de São Paulo revocó el permiso para el concierto en el Autódromo de Interlagos. El alcalde Ricardo Nunes fue explícito sobre la razón: “En ningún espacio público permitiremos la promoción de ese discurso”.
Esta decisión está directamente ligada al historial de West, quien desde 2022 ha difundido mensajes antisemitas que le costaron contratos con marcas como Adidas y Balenciaga. A pesar de la polémica, West ha intentado gestionar la crisis de imagen.
Recientemente, se reunió con el rabino Yoshiyahu Yosef Pinto, ante quien expresó arrepentimiento por el daño causado a la comunidad judía, atribuyendo sus acciones a episodios relacionados con su trastorno bipolar.
En resumenLa firme postura de las autoridades de São Paulo contra Kanye West establece un claro precedente sobre la intolerancia hacia los discursos de odio. Aunque el artista ha intentado disculparse, el incidente en Brasil demuestra que sus acciones pasadas continúan generando graves consecuencias profesionales, evidenciando la tensión entre la libertad de expresión y la prohibición de promover ideologías extremistas.