Esta iniciativa ha sido respaldada por sectores conservadores, incluyendo al expresidente Donald Trump, quien calificó la elección de Bad Bunny como “ridícula”. A pesar de la creciente presión y el debate público sobre identidad y diversidad cultural, la NFL ha ratificado su decisión. El comisionado Roger Goodell defendió la elección, destacando que Bad Bunny es “uno de los artistas más influyentes del planeta”. Según Goodell, su participación busca conectar con una “audiencia global y diversa”, reflejando la evolución del público del fútbol americano. La NFL mantiene su postura, apostando por la popularidad mundial del artista puertorriqueño para un evento que se espera supere los 100 millones de espectadores.