Según su testimonio, divulgado por el periodista Jordi Martin, Rashidian mantuvo contacto durante tres años con una persona que se presentaba como “Shakira personal”.
Este impostor le habría solicitado apoyo económico para diversos proyectos, logrando que el demandante entregara aproximadamente 140.000 dólares para supuestos gastos médicos familiares y 3.500 dólares para viajes.
La estafa llegó a tal punto que el suplantador le propuso a Rashidian una relación sentimental y una alianza profesional que incluía la publicación de un libro autobiográfico y la planificación de una gira mundial de “100 conciertos”. El equipo legal de Shakira respondió de inmediato, calificando la demanda como “infundada y basada en una identidad falsa”. Los abogados de la barranquillera demostraron ante el tribunal que las pruebas presentadas por el demandante, como conversaciones y documentos, correspondían a intercambios con un tercero que utilizaba perfiles no verificados y no asociados a la artista o su equipo oficial. Tras revisar las evidencias y constatar las inconsistencias, el juez desestimó la demanda, reconociendo que no existía ningún vínculo entre la verdadera Shakira y el fraude. El equipo legal de la cantante también solicitó al tribunal considerar los daños reputacionales causados por la difusión del caso.













