“Yo jamás me arrepiento de haber amado a un hombre X, ¡jamás! Ni de exmaridos, que fueron espantosos; ni de Pablo, que se volvió un monstruo”, afirmó, mostrando coherencia con la narrativa de su libro. Su decisión de no volver a Colombia es presentada como irrevocable y definitiva, sentenciando de manera tajante: “Nunca volverá a Colombia, jamás.
No extraño nada”.
Además de su pasado, Vallejo ha hecho pública su lucha con serios problemas de salud, revelando que sufrió un “derrame brutal” que le ocasionó la pérdida de la visión en el lado derecho y la obligó a “volver a leer, a escribir y a hablar sin tartamudear”. También abordó temas íntimos como su decisión de no tener hijos para priorizar su carrera y libertad, un pensamiento que mantiene firme. A sus 74 años, controla su imagen públicamente, pidiendo incluso al camarógrafo no tomarle planos de perfil para evitar que se le viera “papada”, demostrando que, a pesar del exilio y las controversias, sigue gestionando su figura pública con la misma vanidad y carácter que la definieron en su época de gloria.