Negó rotundamente cualquier implicación y reveló que, tras la muerte del cantante, comenzó a recibir mensajes intimidantes desde el propio número telefónico de B-King con insultos como “asesina” y amenazas directas contra su hijo: “Me van a quitar a mi niño”.

La DJ aseguró que, contrario a la percepción pública de conflicto, ella y Sánchez se habían perdonado. Esta afirmación fue desmentida por la madre del artista, Adriana Salazar, quien declaró a medios: “es mentira que se perdonaron”, añadiendo una capa de tensión familiar al escrutinio público.

En medio de la polémica, figuras como Yina Calderón han defendido a Reyes, pidiendo respeto y el cese de señalamientos sin pruebas. La situación de Reyes evidencia el desafío de gestionar una crisis de imagen cuando se entrelazan un pasado conflictivo, un crimen violento y narrativas familiares contradictorias, obligándola a una defensa pública constante para proteger su reputación y la seguridad de su familia.