La identificación formal, sin embargo, tardó varios días.

Adriana Salazar, madre de B-King, relató el traumático proceso de reconocimiento: “Me mostraron el torso y por los tatuajes lo reconocí: la Virgen y el rostro de Jesucristo.

Ahí supe que era mi hijo”. En medio de su dolor, Salazar ha sostenido que su hijo no tenía vínculos con actividades ilícitas, afirmando que “puede ser que mi hijo estaba en el lugar equivocado”. Esta versión es respaldada por la hermana del cantante, Stefanía Agudelo, quien ha expresado que existen “muchas cosas inconclusas” en torno a la contratación que los llevó a México, sugiriendo que pudo ser una trampa. La investigación de las autoridades mexicanas apunta a la participación del cartel La Familia Michoacana, tras encontrarse un narcomensaje junto a los cuerpos. Mientras tanto, la familia despidió al artista en una emotiva ceremonia en Medellín, pidiendo a los asistentes vestir de blanco como símbolo de paz.