Estas declaraciones, que se viralizaron tras el crimen, alimentaron especulaciones sobre posibles nexos del artista con el mundo del crimen organizado.

En respuesta, Torres Martínez aclaró a través de medios de comunicación que su única conexión con la familia del cantante era a través de una expareja sentimental que tuvo hace más de trece años. “Él es sobrino de una expareja que tuve, pero con esa familia no tengo ningún tipo de contacto ni relación”, afirmó, minimizando el lazo a un vínculo lejano y extinguido.

De manera contundente, el exjefe del Clan del Golfo rechazó cualquier insinuación sobre su posible participación o conocimiento del asesinato.

“No tengo nada que ver, son hechos aislados”, aseguró desde prisión, donde cumple condena por narcotráfico.

Su declaración buscaba disipar los rumores que lo situaban como una figura influyente en la vida del artista, en un momento en que las autoridades investigan si el crimen está relacionado con disputas entre carteles, como sugiere el mensaje de la Familia Michoacana encontrado junto a los cuerpos.