El brutal asesinato de los artistas colombianos Bayron Sánchez Salazar, conocido como B-King, y Jorge Luis Herrera, DJ Regio Clown, en México ha conmocionado a ambos países. El crimen, marcado por una violencia extrema, apunta directamente a la participación de poderosos carteles del narcotráfico y ha destapado una compleja red de contactos y negocios en el entorno de los músicos. La cronología de los hechos comenzó el 16 de septiembre, cuando los artistas desaparecieron tras salir de un gimnasio en la exclusiva zona de Polanco, en Ciudad de México. Sus cuerpos desmembrados fueron hallados un día después en el municipio de Chalco, con evidentes signos de tortura. Junto a los restos se encontró un mensaje atribuido a la organización criminal La Familia Michoacana, en el que se les acusaba de ser “chapulines y vendedores”, un término utilizado en el argot criminal para referirse a traidores o a quienes operan sin permiso de la organización dominante. Las investigaciones se han centrado en reconstruir sus últimas horas, revelando que abordaron un vehículo Mercedes Benz que los trasladó a Iztapalapa y posteriormente al Estado de México. Los últimos chats de DJ Regio Clown, revelados por medios mexicanos, muestran su creciente desconfianza antes de una reunión clave: “Desde hoy me cuidaré mucho, no confío en nadie […] Pero hay que hacer negocios”.
En estas conversaciones, mencionaba a dos individuos identificados como “Mariano” y alias “El Comandante”, con quienes presuntamente se iban a encontrar.
El cónsul de Colombia en México, Alfredo Molano, descartó un secuestro extorsivo, sugiriendo que los artistas acudieron voluntariamente a un encuentro que resultó ser una trampa. La brutalidad del crimen, según el cónsul, no buscaba ocultar el delito, sino enviar un “mensaje claro” dentro de la lógica de la violencia criminal. El caso ha escalado a nivel diplomático, con el presidente Gustavo Petro vinculando el suceso a las “mafias multinacionales” y a la fallida “guerra contra las drogas”.
En resumenEl asesinato de B-King y Regio Clown trasciende el ámbito del entretenimiento para exponer la peligrosa proximidad entre ciertos círculos artísticos y el crimen organizado transnacional. La investigación, ahora enfocada en identificar a los autores intelectuales y materiales, deja en evidencia la vulnerabilidad de los artistas en un contexto de violencia y negocios ilícitos.