En estas conversaciones, mencionaba a dos individuos identificados como “Mariano” y alias “El Comandante”, con quienes presuntamente se iban a encontrar.

El cónsul de Colombia en México, Alfredo Molano, descartó un secuestro extorsivo, sugiriendo que los artistas acudieron voluntariamente a un encuentro que resultó ser una trampa. La brutalidad del crimen, según el cónsul, no buscaba ocultar el delito, sino enviar un “mensaje claro” dentro de la lógica de la violencia criminal. El caso ha escalado a nivel diplomático, con el presidente Gustavo Petro vinculando el suceso a las “mafias multinacionales” y a la fallida “guerra contra las drogas”.