Las consecuencias también se extendieron al ámbito laboral: tanto Andy Byron como Kristin Cabot renunciaron a sus altos cargos en la empresa de tecnología Astronomer.

Una semana después, Andrew Cabot también dejó su puesto como director ejecutivo de Privateer Rum, evidenciando el impacto reputacional del escándalo. El caso incluso motivó declaraciones de la segunda exesposa de Andrew Cabot, quien describió su propio divorcio como un proceso difícil y coincidió en que la situación actual era una forma de “karma”. Lo que fue un instante captado por una cámara se convirtió en un mediático proceso de rupturas matrimoniales y profesionales, con disputas patrimoniales pendientes.