Sus publicaciones se han convertido en un testimonio público de resiliencia y un recordatorio del legado personal y familiar del exprecandidato presidencial.

Desde Estados Unidos, a donde se trasladó con sus hijos tras la tragedia, Tarazona ha mantenido una comunicación constante con sus seguidores. Al cumplirse tres meses del atentado, compartió una reflexión sobre cómo su vida y la de sus hijos cambió “radicalmente para siempre”.

Uno de los momentos más conmovedores fue cuando relató que, al ver un atardecer, le dijo a su hijo Alejandro que allí estaban Dios y su papá, a lo que el pequeño respondió: “Tómame una foto con papá”. Esta anécdota, acompañada de una foto del niño, generó una ola de solidaridad. En otra ocasión, durante un partido de la Selección Colombia, publicó una foto de su esposo con amigos y escribió: “¡Así te gustaba ver tu selección, con tus amigos, con pasión, con amor por Colombia!

Vamos mi sele, Miguel desde el cielo, haciendo fuerza”.

Estos gestos han permitido al público acompañar a la familia en su dolor, mostrando una faceta íntima y humana que ha sido recibida con profundo respeto y cariño, consolidando la imagen de Tarazona como un ejemplo de fortaleza en medio de la adversidad.