El exmandatario enmarcó el episodio en una campaña de desprestigio en su contra, afirmando: “Vendrán más y más ataques, más y más desesperados.

Estamos creciendo y ellos lo saben”.

Su estrategia de relaciones públicas se centró en la desacreditación directa de las pruebas y la victimización frente a lo que considera una persecución familiar.