A través de un extenso mensaje en su cuenta de X, Dávila afirmó no sentirse intimidada por la acción legal. “Yo no le tengo miedo a su papá, ni a usted, ni a la Fiscal de su papá”, escribió, en una respuesta directa a Petro Burgos.
La periodista recordó que el hijo del presidente enfrenta un juicio por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, un caso que, según ella, fue destapado por las investigaciones que lideró en la revista Semana. La comunicadora elevó el tono de la confrontación al hacer una advertencia velada, ligando su situación a la violencia política del país: “No me voy a callar, a menos que me hagan lo mismo que a Miguel Uribe Turbay.
El país está avisado”.
Dávila también aprovechó la controversia para reforzar su discurso político, prometiendo que, de llegar al Gobierno, los responsables de delitos pagarán “cárcel dura” y se acabará con la “recocha de amiguísimo, influencias e impunidad”. Su respuesta transformó una disputa legal sobre la publicación de chats privados en una declaración de intenciones políticas, enmarcando el conflicto como un pulso contra el poder establecido.