Sus declaraciones han generado un polarizado debate sobre política, seguridad y el rol de los artistas en asuntos públicos.

Durante su presentación el 23 de agosto como parte de su gira mundial, Maluma se dirigió al público con una frase que rápidamente se viralizó: “Como colombiano, les tengo que decir que tenemos muchísimo que aprenderle al país hermano, El Salvador”. Esta declaración fue interpretada de inmediato como un respaldo a las políticas de seguridad del presidente Bukele, cuya administración ha sido reconocida por una drástica reducción de la criminalidad, pero también criticada por organismos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional debido a la implementación de un régimen de excepción desde 2022. Dicho régimen suspende garantías constitucionales y ha permitido detenciones masivas sin orden judicial, además de que recientemente se aprobó la reelección presidencial indefinida, una medida prohibida en Colombia.

La reacción en redes sociales fue inmediata y dividida.

Mientras algunos usuarios, como @valeriacastro_sv, defendieron el comentario como un reconocimiento al orden público logrado, otros, como @eduardomenoni, lo criticaron por “romantizar un régimen de excepción”.

El caso resulta particularmente llamativo dado el historial de Maluma de evitar pronunciamientos políticos. Durante el estallido social en Colombia en 2021, el artista mantuvo silencio, adhiriéndose a su postura de que “la música es para unir, no para dividir”. Este giro inesperado en su discurso público ha reabierto el debate sobre la responsabilidad de las figuras públicas al opinar sobre contextos políticos sensibles, especialmente cuando sus palabras pueden ser utilizadas para validar modelos de gobierno cuestionados a nivel internacional.