La fiscalía destacó que Sangha era consciente del peligro de sus acciones, ya que en 2019 había vendido ketamina a otro cliente, Cody McLaury, quien falleció horas después por una sobredosis.

Tras enterarse de la muerte de Perry, Sangha intentó borrar los mensajes intercambiados con su cómplice. Con su declaración de culpabilidad, se enfrenta a una pena de hasta 20 años de prisión. Los otros cuatro implicados, incluyendo el asistente del actor y un médico, también se declararon culpables previamente, cerrando así el capítulo penal de una de las muertes más impactantes de Hollywood en los últimos años.