La respuesta del club Millonarios ante el acto de Villarreal fue contundente y rápida: apartarlo del equipo. Esta acción disciplinaria funciona como una estrategia de relaciones públicas para calmar la indignación de la hinchada y reafirmar los valores de lealtad de la institución.
El artículo contextualiza este suceso local comparándolo con episodios de alto perfil en el fútbol internacional, demostrando que no es un hecho aislado. Se mencionan casos como el de Cesc Fàbregas, quien fue fotografiado con la camiseta del Barcelona mientras aún era jugador del Arsenal, lo que en Inglaterra se consideró una “falta de respeto”. Otro ejemplo es el de Neymar, cuyas imágenes con indumentaria del PSG circularon antes de su traspaso oficial desde el Barcelona, alimentando la polémica.
Casos similares involucraron a Antoine Griezmann, Pierre-Emerick Aubameyang e incluso Cristiano Ronaldo, donde gestos, publicaciones o declaraciones fueron interpretados como una traición o un adelanto de un fichaje, generando tensiones con sus clubes y aficiones. La controversia de Villarreal confirma que, tanto en Colombia como en el extranjero, la camiseta de un equipo es un símbolo poderoso, y el uso de la de un rival por parte de un jugador es visto como una ofensa grave que acarrea consecuencias profesionales significativas.