Nieto fue enfática en su postura frente al conflicto: “No apoyo ningún genocidio.

Defiendo la vida, sin importar nacionalidad, religión o ideología”. Sin embargo, su explicación no logró calmar la polémica.

Muchos usuarios consideraron su mensaje superficial y una forma de evadir la responsabilidad ética que implica aceptar una invitación de un gobierno acusado de violaciones a los derechos humanos.

Otros influenciadores, como Johanna Fadul, también fueron criticados por sus publicaciones, en las que retrataban una cara turística y amable del país, omitiendo la grave situación humanitaria a pocos kilómetros.

El caso reavivó el debate sobre el papel de las figuras públicas en conflictos geopolíticos y la responsabilidad social que conlleva su influencia en millones de seguidores.