El reportaje sueco, replicado por varios medios colombianos, describía a Alcocer frecuentando clubes privados, restaurantes costosos y rodeada de millonarios en Suecia, a pesar de estar incluida junto al presidente en la Lista Clinton. Ante la controversia, Petro publicó un mensaje en el que atribuía las críticas a la “extrema derecha envidiosa” y calificaba las conjeturas de “calumniosas”.
“Es una mujer libre, no gasta ni un peso del erario”, aseguró el presidente en su trino.
Sin embargo, sus declaraciones avivaron la polémica, pues contrastaban con su afirmación previa de estar “separada de mí hace años”.
Esto llevó a cuestionamientos públicos sobre por qué Alcocer seguiría recibiendo beneficios como primera dama si ya no mantenían una relación sentimental y si los recursos para su estilo de vida en Europa provenían de fondos públicos. El episodio puso de relieve la delgada línea entre la vida privada de las figuras de poder y el escrutinio público sobre el uso de recursos estatales y la coherencia de sus discursos.













