“Yo no estoy diciendo que no estuvo bien, pero fue mi escape. Yo sabía que había mil cámaras, pero si lo hice fue a propósito”, admitió. Aclaró que su actuar fue una consecuencia de una relación que ya estaba fracturada: “Esto está muy mal, pero yo ya venía de una relación demasiado desgastada.

Ya lo habíamos hablado muchas veces”.

Umaña relató que tras su salida del programa y el divorcio, atravesó una etapa muy difícil que la llevó a buscar ayuda profesional y a practicar la “abstinencia total de amor” para sanar.

Gracias a terapias, asegura haber perdonado y entendido los patrones que repetía en sus relaciones.

“Para mí no fue un destrozo.

Veo todo lo mejor: una Nataly más consciente, madura, sana, que sabe poner límites y elegir”, expresó, afirmando que ahora es una persona “tranquila y renovada”.

Sus declaraciones han reavivado el debate sobre su comportamiento en el reality, ofreciendo una nueva perspectiva sobre lo que la motivó a actuar de esa manera frente a millones de espectadores.