Hamilton relató que su mascota sufrió un paro cardíaco durante un procedimiento de sedación y, aunque los médicos lograron estabilizarlo, entró en coma y su estado nunca mejoró.

La difícil situación llevó al piloto a tomar lo que describió como “la decisión más difícil de mi vida”. En su mensaje de despedida, Hamilton expresó: “Después de cuatro días de soporte vital, luchando con cada poco de fuerza que tenía, tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida y despedirme de Roscoe. Nunca dejó de luchar, hasta el final”. El piloto de Ferrari, quien se ausentó de unas pruebas en Italia para estar junto a su mascota, compartió que Roscoe murió en sus brazos. Además, reconoció que esta era la primera vez que enfrentaba la eutanasia de una mascota, calificándola como “una de las experiencias más dolorosas”. Roscoe, de 12 años, no solo era la mascota de Hamilton, sino una celebridad por derecho propio, con más de 1.4 millones de seguidores en su propia cuenta de Instagram. Su presencia era habitual en los circuitos, donde a menudo se robaba la atención de fotógrafos y aficionados. La noticia generó una ola de solidaridad en el mundo del automovilismo; tanto la Fórmula 1 como la Scuderia Ferrari publicaron homenajes en memoria del bulldog.