En un primer momento, Reyes compartió un mensaje en Instagram donde se declaraba “devastada” por la noticia: “Hoy me cuesta encontrar las palabras. En medio de un mundo de ruido, me encuentro enfrentando un dolor tan inmenso que no tiene palabras”. Sin embargo, el tono de sus publicaciones cambió rápidamente al ser objeto de señalamientos en redes sociales, que la vinculaban con el crimen debido a su conflictiva ruptura. Su equipo legal emitió un comunicado, también difundido en sus plataformas, en el que se negaba categóricamente su participación y se denunciaban amenazas directas como: “Vamos a ver cómo se pone con su hijo en el colegio” y “Marcela usted tiene un hijo no vaya a ser que se le pierda”.
La defensa de la DJ anunció la interposición de acciones penales por injuria y calumnia, y criticó el tratamiento “amarillista” de algunos medios. De esta manera, las redes sociales de Reyes se transformaron de un espacio de duelo a una plataforma de defensa legal y denuncia pública, evidenciando la doble cara de la exposición mediática en momentos de crisis: mientras recibía condolencias, también era blanco de acusaciones que ponían en riesgo su seguridad y la de su familia.