Sus mensajes de amor, dolor y desesperación generaron un intenso debate sobre su relación con el artista y su posible conocimiento de los hechos. Inicialmente, Miller participó activamente en la búsqueda de los artistas, compartiendo un video en el que invitaba a un evento con B-King y se refería a él como “amor”. Tras confirmarse la muerte, sus publicaciones se tornaron desgarradoras, con frases como: “No puedo con este dolor en mi pecho. Estábamos felices y con muchos proyectos en puerta” y “Hoy odio a México más que a mi vida.
No es justo lo que está pasando”.
Estos mensajes, junto a videos íntimos que mostraban la cercanía de la pareja, fueron interpretados como la confirmación de una relación sentimental. Sin embargo, su rol cambió drásticamente cuando se conoció que había sido detenida como parte de la investigación.
Un mensaje que publicó el 17 de septiembre, donde pedía ayuda para localizar a los artistas (“Ya no quiero esperar más tiempo ni quiero dejar pasar por alto nada”), fue visto por las autoridades como una posible coartada para ocultar el crimen. Aunque fue liberada tres días después por falta de pruebas, sus publicaciones la situaron en el centro de la tragedia. La narrativa digital que construyó, pasando de ser una pareja preocupada a una doliente y luego a una persona de interés para la investigación, ilustra la complejidad con la que las redes sociales interactúan en casos criminales de alto perfil, donde cada palabra puede ser interpretada como evidencia de inocencia o culpabilidad.