Esto no es entretenimiento, es un delito”.

La demanda busca una indemnización superior a los 50 mil dólares y responsabiliza no solo a Beéle, sino también a otras personas que habrían contribuido a la difusión del material.

Por su parte, el equipo legal del cantante ha negado que él sea el responsable de la filtración. Este caso se ha convertido en un punto de inflexión en el entretenimiento latino, poniendo de relieve las graves consecuencias emocionales y reputacionales de la difusión no autorizada de contenido íntimo y la importancia de la protección de la privacidad en la era digital.