Sostuvo que este acto no solo vulnera su intimidad, sino que representa una forma de violencia contra las mujeres, y denunció haber sido objeto de burlas y juicios mientras, según ella, el responsable guardaba silencio. "No soy la vergüenza de esta historia. La vergüenza recae sobre quien traicionó", sentenció, asegurando que se mantendría "de pie, con la frente en alto". La situación se tornó más compleja cuando Ladera reveló que ya había sido advertida sobre una posible filtración, lo que la llevó a conversar previamente con su familia y su actual pareja para "preparar el corazoncito". Su postura firme y el anuncio de medidas legales buscaron cambiar la narrativa del escándalo a una denuncia sobre abuso de confianza y violencia digital, instando a que se haga justicia.