“Para conocerme me han ofrecido demasiada plata, que me daban $50 millones por ir a cenas y yo les decía que no. Me decían que te dan $100 millones por ir a cenar”, mencionó la influenciadora. Aclaró que rechazó la oferta debido a que se encuentra en una relación con el cantante Altafulla, aunque admitió que “en otra oportunidad quizás lo hubiera aceptado si la persona es interesante”. La controversia se intensificó cuando describió al proponente como un empresario que le generaba desconfianza.

“Cuando son de alto riesgo les huyo un poquito, porque me dan temor”, explicó. Estas palabras motivaron la reacción del abogado Iván D. Máttar, quien a través de su cuenta de X lanzó una advertencia que se viralizó: “No es mi interés andar defendiendo a nadie acá, pero como abogado les doy una sugerencia: no confiesen un lavado de activos en un podcast. Sí, recibir recursos de ‘empresarios de alto riesgo’ a cambio de una salida o algún regalo es lavado de activos”. El tuit del jurista cambió el enfoque de la conversación, pasando de un chisme de farándula a un debate sobre las posibles consecuencias penales de este tipo de transacciones.