Las repercusiones fueron inmediatas.

Byron renunció a su cargo tras ser suspendido por la junta directiva de la compañía, y Cabot también dejó su puesto. La crisis escaló al ámbito personal cuando, el 13 de agosto, Cabot presentó una demanda de divorcio contra su esposo, Andrew Cabot.

Lejos de mostrar arrepentimiento, lo calificó públicamente como “un ególatra obsesionado con el dinero” y describió lo sucedido como “karma”.

El escándalo también afectó a su ahora exesposo, quien renunció a su cargo como director ejecutivo de la empresa Privateer Rum una semana después del incidente.

La empresa Astronomer se vio obligada a emitir comunicados para gestionar la crisis, anunciando una investigación formal sobre los hechos.

Lo que comenzó como un momento curioso en un evento masivo se transformó en un drama mediático con graves consecuencias laborales y personales, incluyendo disputas patrimoniales en el proceso de divorcio.