Su decisión abrió un debate sobre los estándares de belleza y la presión que enfrentan las concursantes. La noticia fue comunicada durante la emisión del programa, donde se informó que la joven de 19 años abandonaba la competencia por “motivos personales”. Sin embargo, fue la propia Castillo quien ofreció más detalles en un video de TikTok, donde expresó no sentirse lista para un concurso de tal magnitud y reconoció que las críticas recibidas desde el inicio del reality habían sido un factor difícil de manejar.
Su participación había generado reacciones encontradas: mientras algunos elogiaban su naturalidad, otros la cuestionaban duramente por su desempeño en pasarela y su apariencia física, lo que la llevó a ser blanco de insultos y memes. En una publicación posterior en Instagram, aclaró que su decisión fue por “amor propio”, ya que no quería ser una reina sin la preparación adecuada y prefería formarse antes de volver a competir.
Agradeció el apoyo de su familia y pidió a sus seguidores evitar el odio hacia sus compañeras, afirmando que su renuncia la hacía sentir “más libre y auténtica”. Su caso generó una fuerte discusión sobre el matoneo en redes y la necesidad de promover una visión más inclusiva en los certámenes de belleza.