La situación escaló rápidamente, obligando a ambos a dejar sus puestos directivos.
Tras la viralización, Kristin Cabot solicitó formalmente el divorcio de su esposo, Andrew Cabot, el 13 de agosto en un tribunal de New Hampshire. Lejos de mostrar arrepentimiento, calificó a su ahora exesposo como “un ególatra obsesionado con el dinero” y aseguró que lo ocurrido era “karma”. La controversia también reavivó testimonios del pasado, como el de Julia Cabot, segunda exesposa de Andrew, quien describió su propio divorcio como un proceso largo y complicado, calificando la situación actual también como un acto de “karma”. El escándalo no solo disolvió el matrimonio de los Cabot, sino que también afectó la vida personal de Byron, quien igualmente terminó su propio matrimonio. Lo que comenzó como un momento captado al azar en un evento masivo se transformó en un drama mediático que afectó carreras y relaciones personales, evidenciando el poder destructivo de la exposición viral en redes sociales.