La noticia generó un profundo impacto en la comunidad digital, donde Esmeralda había acumulado casi 20.000 seguidores.

En su perfil de TikTok, la joven de 32 años compartía un estilo de vida lujoso, con viajes, artículos de diseñador y cirugías estéticas, a menudo utilizando narcocorridos como música de fondo. Inicialmente, se especuló que su contenido en redes podría estar relacionado con el crimen, pero la Fiscalía de Jalisco descartó esta línea de investigación. Las autoridades se enfocaron en las actividades comerciales de su esposo, quien se dedicaba a la compraventa de vehículos y al cultivo de tomate, negocios que, según las indagaciones, podrían tener vínculos con el crimen organizado.

Los peritos determinaron que la familia fue asesinada en un taller mecánico y sus cuerpos fueron trasladados posteriormente. El caso dio un giro dramático cuando uno de los empleados del taller, que había sido detenido y liberado por falta de pruebas, fue secuestrado junto a su familia por un grupo armado. La tragedia de Esmeralda FG y su familia expone la cruda realidad de la violencia en la región y cómo esta puede alcanzar a figuras con presencia en el mundo digital, independientemente de su contenido.