Este hito, publicado en la revista Nature, demuestra una “ventaja cuántica verificable” y abre la puerta a aplicaciones prácticas en campos como la inteligencia artificial y la ciencia de materiales.

El avance se centra en el nuevo algoritmo de Google, llamado “Quantum Echoes”, que permitió medir con éxito los correladores fuera de orden en el tiempo (OTOCs), una fórmula que revela cómo se propaga el caos cuántico en un sistema. Este logro no solo confirma la superioridad de la computación cuántica para tareas específicas, sino que, por primera vez, lo hace en un cálculo útil y verificable, a diferencia de demostraciones anteriores basadas en muestreos aleatorios. El procesador cuántico Willow de Google fue capaz de mapear las características de una molécula 13.000 veces más rápido que una supercomputadora moderna, completando en dos horas una tarea que habría requerido tres años. Las implicaciones de este avance son enormes, especialmente en inteligencia artificial y desarrollo de nuevos materiales. La capacidad de simular con precisión procesos cuánticos complejos permitirá crear modelos más precisos para el diseño de medicamentos, baterías o para mejorar la comprensión de la estructura molecular mediante resonancia magnética nuclear (RMN). Este logro fue posible gracias a la colaboración entre Google Quantum AI, DeepMind y académicos de prestigiosas universidades.