Los usuarios pueden hacer preguntas o dar órdenes en lenguaje natural, como “busca un vuelo a París y resérvalo”.

El navegador no solo entrega información, sino que puede ejecutar tareas complejas gracias a su “modo agente”, una función avanzada para suscriptores de pago que permite a la IA realizar acciones como comprar productos, llenar formularios o planificar viajes de forma autónoma. Esta capacidad lo diferencia de otros navegadores con IA integrada, como Comet de Perplexity o el propio Chrome con Gemini. Atlas también cuenta con una memoria de navegación opcional que recuerda el contexto de consultas previas para ofrecer respuestas más personalizadas y una barra lateral que permite interactuar con ChatGPT sobre el contenido de cualquier página web. El anuncio generó un impacto inmediato en el mercado, provocando una caída en las acciones de Alphabet, la empresa matriz de Google, ante el temor de que este nuevo modelo conversacional pueda afectar su negocio publicitario basado en búsquedas por enlaces.

Atlas está disponible inicialmente para macOS, con planes de expansión a Windows, iOS y Android.

La estrategia de OpenAI recuerda al lanzamiento de Chrome en 2008, cuando Google integró su motor de búsqueda en el navegador, y ahora busca replicar un “momento Chrome” propio, pero con la IA como protagonista.