Aunque los dispositivos seguirán funcionando, Microsoft advierte sobre posibles errores y limitaciones con el tiempo.

Para las organizaciones y usuarios que no puedan migrar de inmediato, la compañía ofrecerá un programa de pago llamado Extended Security Updates (ESU), que permitirá seguir recibiendo parches de seguridad por un tiempo limitado, posiblemente hasta por tres años con un costo incremental anual. La recomendación principal de Microsoft es actualizar a Windows 11, su sistema operativo más reciente, que ofrece mayor seguridad, mejor rendimiento y compatibilidad con inteligencia artificial. No obstante, la migración presenta un desafío, ya que Windows 11 requiere hardware más moderno, como el chip TPM 2.0.

Se estima que en América Latina hay aproximadamente 62,2 millones de dispositivos no elegibles para la actualización. Este cambio no solo marca el final de un ciclo para un sistema operativo que fue pilar durante una década, sino que también simboliza el paso definitivo de Microsoft hacia una nueva generación de software enfocado en la seguridad proactiva y la IA integrada.