La polémica se centra en dos problemas principales.

Primero, el cristal trasero de los dispositivos, especialmente en el modelo de color azul, muestra marcas superficiales que algunos atribuyen al roce con accesorios MagSafe. Apple respondió al medio 9to5Mac explicando que en las unidades de exhibición de sus tiendas, estas marcas son una "transferencia de material" causada por soportes MagSafe antiguos y desgastados, y que se pueden limpiar fácilmente. El segundo y más evidente problema afecta al nuevo acabado de aluminio anodizado en el módulo de la cámara. Se ha observado que la pintura en los bordes afilados del diseño tiende a desprenderse con el uso cotidiano, dejando el color natural del aluminio a la vista. Expertos de iFixit han señalado que el diseño con bordes muy afilados podría ser la causa, ya que la capa anodizada es más vulnerable en esas zonas. A pesar de las quejas, Apple ha mantenido silencio oficial sobre este segundo punto, aunque reconoció que con el uso normal pueden aparecer pequeñas abrasiones con el tiempo.

La controversia ha generado preocupación entre los compradores, quienes temen que la nueva generación sea menos resistente que las anteriores.