Paralelamente, la Unión Europea multó al gigante tecnológico con 2.950 millones de euros por “prácticas anticompetitivas en su sistema publicitario”, afirmando que la empresa favoreció sus propios servicios en detrimento de sus rivales. Para Google, la decisión en Estados Unidos representa una victoria parcial, ya que su estructura corporativa se mantiene intacta, lo que se reflejó en una subida de sus acciones tras el anuncio. Sin embargo, la compañía aún enfrenta otro juicio este mes por su presunto dominio en el mercado de la publicidad digital, lo que indica que la presión regulatoria sobre sus prácticas comerciales está lejos de terminar.