La compañía calificó la medida como “una decisión necesaria”, afirmando que “los valores de Nestlé y una buena gobernanza constituyen los fundamentos sólidos de nuestra empresa”. La investigación, que contó con el apoyo de asesores legales externos, concluyó que la no divulgación de la relación constituía “una infracción al código de buena conducta profesional”. Este tipo de situaciones, donde la falta de transparencia sobre relaciones personales puede ser percibida como un conflicto de interés o un abuso de poder, está bajo un escrutinio cada vez mayor en el mundo corporativo. Nestlé actuó con celeridad para nombrar a su reemplazo, Philipp Navratil, exdirectivo de Nespresso, quien se unió a la dirección general en enero de 2025. El caso se suma a una lista de altos ejecutivos de diversas industrias que han perdido sus cargos por ocultar relaciones sentimentales con empleados, reflejando una tendencia global hacia una mayor exigencia en la gobernanza y la ética de los líderes empresariales.